30.11.11

no ver para arriba

Uno se enferma por los pies: el suelo como posible resfrío y la acera porosa. Llueve y el caño se rebalsa. La lluvia no refresca porque es tibia y las aceras se van cubriendo de agua. Yo descalzo con los pies mojados, con el miedo de enfermarme, deaquínomevoy. Pienso en mi mamá/regaños, pero yo sentado en el caño, viendo agua y sabiéndome distinto. La lluvia golpea. Las ropas empapadas pero los pies tibios. La lluvia contra todos los techos, mi mamá seca porque el suyo es el suyo.

Llueve con fuerza en mi calle, no es escupa que incomoda, es el cielo que se desquita. Y los pies ahora sí fríos y ahora sé que estoy enfermándome, no puede haber duda. Escucho a mi mamá llamándome pero yo me quedo ahí con los pies fríos, enfermándome y moviendo los dedos, viendo el agua pasar y siendo golpeado por las hojas y la basura que vienen con el agua. Los desechos me saludan y ahora todo mi cuerpo se enfría, pero me sigo sabiendo de un barrio de techos y de lluvia.

Las gotas duelen en la espalda y en los brazos y jamás volver a ver al cielo porque el agua castiga. Ya estoy enfermo, no hay duda. Mi mamá se materializa. Imagino a todos mis amigos del barrio sentados en el caño con sus pies mojados y fríos y siendo golpeados por los mismos desechos y la misma basura que hace unos minutos me saludaron. ¿Cuántas mamás están gritando? Los techos resisten, pero mis brazos no, me levanto y mis pies enfermos y yo nos vamos, distintos.