precipitarse
amanecimos
y la pintura no se sostuvo a la madera  
como sí lo hizo a tu piel  
el santo de nuestras noches.  
tanta humedad lo delata. 
y nos ahogan las sábanas,  
ahora correntadas de ideas inconclusas.
afuera ladran perros  
vuelan loras  
y se escucha el llanto de otra niña  
pues presagian tanto invierno  que baila la tierra,  
la misma tierra que nos dio estas paredes  
que ahora recuperan su oscuro color. 
mientras fumás
yo me pongo a salvo en tu espalda.