8.11.10

lejos pero no tan lejos

Por el cuarto y durante la noche caminó el pasado inventado, suelto. Pero la mañana tan alegremente falsa maltrató la memoria, y las palabras con su descaro habitual terminaron de barrer los puños de vida. Mejor quedarse callado, no compartir nada con el viento.

2.10.10

desde aquí la lengua baila
recorre las calles pegadita a las paredes
hablando sola
y da brincos de alivio
porque se enferma sabiendo calor,
segura de ser.
se desenfrena olvidando a los amigos
y en el momento de caer y justo antes de golpearse
se descubre tersa y de todos.

21.9.10

´hoy es la víspera de siempre´
Silvio Rodríguez
soñé gigantes
y amanecí más pequeño que lo que vieron mis ojos.
en el lugar de la noche
recogí vida y visité
esquinas abarrotadas de gentes.
descansé de nuevo,
cabeza, asfalto y una ilusión de humanidad.

8.9.10

´y de que modo sutil me derramó en la camisa
todas las flores de abril´
Nicolás Guillén

taza de café frío para el que piensa mucho
almácigos amontonados en las repisas
manchando,
afuera los respiros de la lluvia
para setiembre y los techos de papel,
buen día como todos los otros:
lo fresco, el agua
a pesar de todo.

3.9.10

siempre las ventanas

la conversación no se oye, no oigo tu voz ni lo que decís ni reconozco tu nombre, y el mío no lo ofrezco porque se va a perder con el de todos. un barco sin rumbo y repleto de gentes: inútil olvidar los cuerpos durmiendo y bailando, la humedad de la madera, el sonido necio del dominó, gestos dramáticos y risas exageradas. alguien te toma de la mano y te desaparece pero una ventana del barco se apiada y me regala un último cuadro. siempre las ventanas. me quedo movido por el raro bailar de un mar que no se reconoce a sí mismo. pasan años y regresás, la bulla la misma pero tu sonrisa más clara y esta vez tu mano encuentra la mía y ahora somos pareja abrazada, mecidos por un mar que reconocemos, de este lado de la ventana y con muchos nombres.


25.8.10

de joven no entendí
que el mismo viento que mueve las ramas
raspa los techos y llena de polvo los corredores,
que las ráfagas débiles de ese verano
fueron señales claras de algún final.
me repetí tu boca un siglo para salvarme
pero tu memoria y los parques ya mostraban erosión irreparable.

11.8.10

tu nombre sonido descansado

hermoso un nombre viejo pronunciado para una nueva cara. cada sílaba un viejo saliendo de la boca vistiendo sus mejores ropas, bastones, corbatas, ochenta años de dignidad y la misma ceremonia para todo lo nuevo. hermoso el esfuerzo inútil por saberte, tu espalda un libro leído pero tu nombre sonido descansado. miseria la mía, hablando haciendo tu nombre, llenándome a gusto la boca. hoy digo dos viejos regresando a casa con la ilusión por una noche de sílabas frescas a pesar del polvo y de los párpados caminados.

27.7.10

una escupa de lluvia
- agua desecho -
lluvia mentira, intratable;
hoy es nostalgia del aguacero que lava ideas viejas
costras adheridas al cuerpo
poder ver mis suciedades correr por los caños
junto a la inmundicia de todos.
calles sorprendidas por la tormenta,
mis pies en su fiesta de agua y asfalto
y la ilusion de una esquina seca y de uno.


11.7.10


tan interminable la tarde
como sobrevalorada la soledad,
aquí el día no avanza
necio como las ideas-herrumbre,
no invitadas,
susurros que escupen al alma.
y sólo al llegar tu noche,
finalmente fresca,
callo por dentro y me salvo.

25.5.10

no olvidar como escribir

Como lo despidieron del trabajo, hoy tomé café con él. Empezó diciéndome que por las mañanas le gusta estar solo, pero que por las noches se pone nervioso y necesita compañía. Menciona algo sobre nacer y morir en un mismo día, pero no le hago caso. Cuando comienza a describir su rutina diaria le pongo atención. Las primeras semanas se quedaba en casa pero estorbaba, eso le decía mi mamá. Quiso escuchar la radio, barrer el patio, reparar las fugas del baño, pero no pudo o no lo dejaron. Sin decir nada una mañana abrió la puerta y se fue.

Como no le sobra dinero solo tiene para el boleto de ida. Una vez en el centro de esa ciudad tan fría, la recorre de extremo a extremo y visita la mayor cantidad de sus parques. Se sienta a descansar en las bancas y a ver a las mujeres que cuidan de niños rubiecitos y envueltos en ropas coloridas que desentonan con tanto gris. Me dice que en el parque central, el de las bancas más cómodas, hay una niñera con piernas como las que nunca ha visto en su vida. Que ojalá hablara algo de inglés para decirle todo lo que siente por ella. Sueña novias rubias y grandes y las sueña amables y dispuestas a conversaciones largas y de piel muy blanca. Me dice que prefiere no imaginarlas morenas y bajitas como las de su pueblo, porque algo le duele por dentro cuando recuerda.

Me cuenta esto y me río de él. Algo me dice que mi abuelo está perdiendo la razón. Lo escucho porque me parecen increíbles sus historias, pienso que delira, que lo perdemos. Me mira fijamente a los ojos y me cuenta que después del parque central camina a la biblioteca pública, un edificio viejo y de varios pisos, repleto hasta más no poder de libros, revistas, películas y pordioseros de la calle que hacen fila para usar los baños. Escucho su voz ronca y bajita diciéndome que todos los días escoge algún periódico en español y copia frases sueltas en un cuaderno. Que lo hace para no olvidar lo poquito que supo de leer y escribir. Copia títulos de las primeras páginas, copia anuncios y nombres de productos, eslogans de bebidas y comidas que nunca ha probado, copia hasta las frases debajo de las fotos.

Mi abuelo, hombre duro al que nunca le sobró pero tampoco pidió, levanta las tapas de los basureros y busca latas y botellas plásticas. Con unas cuantas que junte tendrá para el boleto de regreso. En esta ciudad fría y sin sentido, me dice, pagan cinco centavos de dólar por cada lata y por cada botella. Me confiesa que le da vergüenza que lo vean, y que aunque no conoce a nadie, se detiene ante cada basurero y disimula estar tirando su propia basura. Lo imagino frente a un basurero, metiendo la mano con cuidado y alzando la vista con disimulo para cerciorarse que nadie lo mira. Lo pienso caminando lento, con su cabeza baja, cargando su bolsa llena de desechos.

Me cuenta todo esto y me es difícil creerle. Me vuelve a mirar fijamente y parece esbozar una sonrisa, pero se borra tan rápido que solo me queda la duda. Saca de su bolso un cuadernito pequeño y doblado en dos. Lo abro y en él descubro garabatos en letra cursiva y nerviosa, como la de los niños que recién aprenden. Leo títulos absurdos y descripciones de fotos escogidas al azar y nombres de bebidas y lo miro, y ahora sin duda sonríe porque le veo los dientes, pero su sonrisa es profundamente triste. Son renglones tras renglones, páginas tras páginas de una letra que duele. El hombre al que tengo al frente sale de la casa todos los días y nadie se da cuenta. Se pierde en la ciudad a imaginarse amores porque el suyo probablemente se quedó del otro lado, a no olvidar como escribir en un salón de una biblioteca estéril. Mi abuelo nace y muere todos los días, y su vida se le va en una ciudad extraña que, como yo, poco entiende de la importancia de salvarse.

30.4.10


K

regresa a la cama que marcó el tiempo y el cariño puede ser animal. pensar cerveza y los planos de kiarostami (es ya el momento de hablar de algún apellido de director). para este día la ausencia es la seguridad de la silueta. no guardarse nada porque el blanco va abarcando toda la sábana.


20.4.10

mejor todo de lejos

no acercarme mucho al brillo de tus palabras. dejar que esta lluvia larga las moje. recogerlas cuando viajen por el caño rumbo a la alcantarilla y, una por una, acomodarlas dentro de un libro viejo para que el tiempo las seque.

4.4.10

este techo no detiene la lluvia
al contrario, la multiplica y la enfría.
abrimos los ojos al agua
inundados de historia,
vos asombrada por la humedad
- una vez más te salvó el sueño -
y yo confundido porque nada está en su lugar:
el mostrador volteado, ropas sin vida,
tu deseo escurrido,
y el gato que no aparece.


10.2.10

(traducción propia de un poema del Bus 15 de Portland)

Sed

Donde sea que su brillar
atrape tu mirada, el agua fluye.
Podés ver lluvia
días después que ha parado de llover.
En tu aliento, saboreás
el río que corre bajo tierra.

Paulann Petersen

4.2.10

la hora de la hora

cuando nace el miedo
muere el humor de la mañana
y la decisión en los pasos,
aparecen el viento y los techos,
raspar la noche.
pero surge la posibilidad de vos
ser de tu ingobernabilidad,
y entierro mis dudas
para exhumarme en todas tus bocas.


27.1.10


ciudad circo

ayer fue hace mucho tiempo
de todos la lluvia;
aquí, el bus como carpa principal
de un circo viejo
con payasos viejos, músicos viejos y niños viejos
donde desfilan colores y profundidades
y frentes adheridas por siempre a las ventanas.