22.5.13

que nos suelten

"Es un martillo, y una cuchara, y un punzón. 
Es todo menos un vestido, no cubre sino que atraviesa, no mitiga sino que exalta. 
El amor de los locos tiene una textura, un porte y una sustancia. 
 La sustancia se parece al vidrio, pero es el vidrio de una botella rota."  
Rafael Courtoisie, de "Estado sólido" 1996

fueron dos pero él terminó en el cementerio de motores, junto a los perros azules y toda la chatarra. como no la vio se quedó allí, abrazado por la noche y los aullidos.

cuando ella dice perro él se busca una cola, algún indicio de una tercera pierna. si pronuncia azul le falta el aire y se raspa los costados contra el cemento de algún muelle viejo.

nunca la ha oído decir chatarra, pero se imagina incompleto, sosteniendo cada una de sus partes, queriendo entender de manuales.

10.5.13

en vano

me jugué el día buscándote
seguí el olor a paloma gris
conversé con los niños y su tierra
consulté a los sabios del bar.
todo en vano.
la lluvia lavó los rastros
de nuestra pequeña felicidad.
por eso aquí me quedo,
viendo pasar las orquídeas y el orín,
hablándole a mi cuerpo
que tampoco entiende de olvido.


1.5.13

eso es mucho


Así me lo dijo ella abuelo, y recordé el tren en plaza víquez, aquel camión disfrazado de carreta típica que daba vueltas por san josé en los tiempos que san josé merecía vueltas. Pensé en vos abuelo, nunca decías nada pero tu tristeza se me hacía gigante. Sabía que no eras de aquí abuelo y que tu lugar te hacía falta, pero eso es mucho para un niño, demasiado pesar. Así me lo dijo, que se llevaba sus cosas y se iba, que el tiempo había hecho de las suyas, que no la siguiera. Yo pensé en la piscina pública y como siempre quise nadar ahí, tanto niño alegre, una vida prohibida más allá de los portones. Caminabamos del centro de aquella ciudad hasta tu casa abuelo, vos sin hablarme y yo pateando piedras y cuanta basura viera al frente. Cuadras interminables, ofrecías tu mano para cruzar ciertas calles y de nuevo la distancia, vos en otro lugar, yo empezando a sentir el peso del mundo. Se llevó todas las matitas que le había regalado pero la cocina quedó oliendo a hierbas y a ropas tiradas en el suelo. Le pedí que se quedara abuelo, le hice saber que el olor a paloma gris en el cuarto era de ambos, no solo mío. Que los dos lo habíamos inventado y que hacía muy mal en irse. Quise seguir cruzando calles con vos, imaginándome tu infancia abuelo, solo me hacían falta los detalles, cómo era el olor de tu patio, temblaban también las manos de tu mamá, qué peso estoy sintiendo abuelo, por qué las puertas nunca cierran bien, se me fue abuelo, volveme a ver y contame algo.