1.6.09

precipitarse

amanecimos 
y la pintura no se sostuvo a la madera 
como sí lo hizo a tu piel 
el santo de nuestras noches. 
tanta humedad lo delata. 
y nos ahogan las sábanas, 
ahora correntadas de ideas inconclusas.

afuera ladran perros 
vuelan loras 
y se escucha el llanto de otra niña 
pues presagian tanto invierno que baila la tierra, 
la misma tierra que nos dio estas paredes 
que ahora recuperan su oscuro color.

mientras fumás 
yo me pongo a salvo en tu espalda.


La Balsa

El niño que cansado 
arrastra un machete afilado.

El vuelo de mil loras desbandadas 
gritando su regreso.

De noche, el sonido de un árbol viejo 
cayendo.