2.4.12

Ignacia

Al despertar confirmó que el último trayecto del camino a su pasado nunca lo volvería a hacer de día. Adentrarse de noche en la espesura del bosque que besa el golfo permite entender distancias entre pueblos y la soledad de los caminos. Por eso, cuando la llamaron para darle la noticia que su abuela había muerto, se imaginó de inmediato un regreso a oscuras. Y ahora, ocho horas de viaje en bus y el dolor en el cuerpo no le impiden sentirse agradecida por este nuevo regreso a casa. Chacarita, Mogos, Rincón, La Palma, Amapola, Palo Seco, Cañaza, Sándalo, pueblos que desfilan uno a uno como amigos ebrios y alegres frente a los ojos de Ignacia. Está de vuelta.