14.12.13

vi la piscina de plaza víquez

en algún momento dije
que te iba a esperar en el fondo de una piscina pública
nunca fui a ninguna
todas fueron de clubes
con japonesitos sudados, cargando orgullo
y ahí no es lugar para encontrar amores olvidados.

un par de veces caminé de la mano de mi abuelo
- el que nunca hablaba -
y vi la piscina de plaza víquez
llena de niños más alegres que yo,
el viejo insistía en caminar
sin detenernos y hasta el centro de san josé,
agobiado por el peso de lo suyo
pobre exiliado en una ciudad tan desalmada.

hoy tantos años más tarde
sé que esa es la piscina donde me toca esperarte
me lo gritaron los pericos
que siempre han regresado
sin hacerse tanto lío.

ya los niños se fueron
son ahora gentes de espaldas fuertes
y probablemente no recuerden
los sábados que fueron vistos
por un niño de la mano de su abuelo.

la piscina todavía existe
vacía
resquebrajada de tanta historia.


12.12.13

Once estrofas (Frank Baez, República Dominicana)

Para encontrarte tuve que enjaular a la bestia,
mudarme a una ciudad del norte,
cortarme una oreja, aplastar cucarachas
y verter sal sobre la nieve de la escalera.

Visité Nueva York y miré abajo
desde el Empire State y no estabas.
Visité a una gitana de cien años
que dijo: teme a la muerte por agua.

No eras la que encontraron flotando
en el Ozama ni la que amenazó con matarme
empuñando una tijera. No eras Marina
Tsvietáieva colgando de una cuerda.

Te esperé en un apartamento donde las ardillas
entraban y secuestraban mi poesía.
La nieve caía tras las ventanas.
La luna en el firmamento tosía.

¿Dónde está?, le preguntaba a las meseras
que pasaban sin hacerme caso. ¿Dónde estás?,
preguntaba cortándome las manos
y dejándolas caer desde un puente en Chicago.

¿Dónde está?, preguntaba como aquel
hombre en el veinteavo piso de un edificio
que se quema, como Baudelaire sentado
en un banco de París al amanecer.

No estabas en la playa mientras
las olas le susurraban tu nombre a la arena.
(El sol brillaba y una gaviota parecía
haber pescado un zapato de Hart Crane)

Pregunté por ti con un cigarrillo entre los labios,
barajando el dominó y temblando,
como un árbol depresivo que ha dejado
caer todas sus hojas y le da frío.

Te busqué en museos y en bibliotecas
en las cuales me dormía y melancólico traducía:
sueño con ella amada o muerta
porque la ciudad es demasiado pequeña.

Te busqué en un sueño, en un bolero,
entre los extras de una película
de bajo presupuesto, te busqué
con los ojos cerrados y con los ojos abiertos.

Te busqué, mi amor,
de esa manera en que Aristófanes
comenta que se buscan las dos mitades
en uno de los diálogos de Platón.

8.12.13

veamos la ropa caer al pasto

Si sólo hablamos del viento
se nos deshace la noche
y hoy no estoy para rejuntar pedazos
ni quiero verte viéndome
así
tela que no encontró lugar
en los bazares de la ilusión. 
No mencionemos las ventanas,
ya hice del vidrio molido 
un camino que duele, 
de la posibilidad de lo fresco 
un gato de plástico que nos saluda.
Desabrochate el vestido de una vez
como queriendo sudar
hablemos de tu ropa secada
por ese viento
y con la poca luz que queda
veámosla caer al pasto
y sin hablar del viento
recojámosla.