28.11.09

Plaza Víquez

(Plaza Víquez - 1984)

no pareciera de mi niñez, casi una memoria inmerecida. plaza víquez a inicios de los ochentas y en un vecindario con patio de cemento compartido, donde juegan decenas de niños y cuelgan ropas gastadas de las ventanas. entrar al apartamento de mis abuelos paternos, ella guatemalteca y él nicaragüense, es entrar a un mundo oscuro y de naftalina, ajeno a mi realidad. me recibe el busto en yeso de Darío que parece custodiar cientos de libros, y me siento en uno de los sillones de una sala diminuta, junto a mi hermano menor y mis padres, para la visita dominical de rigor. me pierdo en el temblor de las manos de mi abuelo, en el caminar decidido y de pasos cortos de mi abuela que sirve café y galletas de una lata floreada, envuelta por el aire denso de tanta ceremonia. recuerdo nítidamente la sensación de no querer estar ahí y querer regresar cada domingo, atraído por algo sin nombre. afuera, la narración del partido por radio, los gritos de dos mujeres que conversan de puerta a puerta, el incansable golpear de una bola contra la pared; adentro, mi creciente duda si algún día mi padre se convertirá en mi abuelo, el miedo a la mirada de mi abuela, la tensión de mi madre que calma los llantos de hermano, el saberme parte de algo.


1 comentario:

Vasco dijo...

Llegaremos a ser los abuelos de alguien algún día?