20.10.12

se despedazó el miedo
desde que subí a tu techo,
y lo sentí caer
como se siente el viento de alguien que habla sin dientes.
para llegar aquí una sola cuesta
endemoniada y sin luces,
el precio que pagamos los timoratos,
los vacíos de hoy.

no importa. al fin este techo, tu espalda.
llena de gatas negras que lloran
y de viejos que retan al diablo bailando,
su boca repleta de arena
los ojos saltones
sabedores que aún no llega su hora.

me venció el cansancio
a dormir entre gatas
soñando un diablo con miedo,
a nunca caerme de tu espalda.

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