1.5.13

eso es mucho


Así me lo dijo ella abuelo, y recordé el tren en plaza víquez, aquel camión disfrazado de carreta típica que daba vueltas por san josé en los tiempos que san josé merecía vueltas. Pensé en vos abuelo, nunca decías nada pero tu tristeza se me hacía gigante. Sabía que no eras de aquí abuelo y que tu lugar te hacía falta, pero eso es mucho para un niño, demasiado pesar. Así me lo dijo, que se llevaba sus cosas y se iba, que el tiempo había hecho de las suyas, que no la siguiera. Yo pensé en la piscina pública y como siempre quise nadar ahí, tanto niño alegre, una vida prohibida más allá de los portones. Caminabamos del centro de aquella ciudad hasta tu casa abuelo, vos sin hablarme y yo pateando piedras y cuanta basura viera al frente. Cuadras interminables, ofrecías tu mano para cruzar ciertas calles y de nuevo la distancia, vos en otro lugar, yo empezando a sentir el peso del mundo. Se llevó todas las matitas que le había regalado pero la cocina quedó oliendo a hierbas y a ropas tiradas en el suelo. Le pedí que se quedara abuelo, le hice saber que el olor a paloma gris en el cuarto era de ambos, no solo mío. Que los dos lo habíamos inventado y que hacía muy mal en irse. Quise seguir cruzando calles con vos, imaginándome tu infancia abuelo, solo me hacían falta los detalles, cómo era el olor de tu patio, temblaban también las manos de tu mamá, qué peso estoy sintiendo abuelo, por qué las puertas nunca cierran bien, se me fue abuelo, volveme a ver y contame algo.

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