en la esquina de colores opacos me debí haber quedado, ahí debí haber dormido las noches de las malas pronunciaciones, no se pudo amor. las palabras me toca decirlas mal y cuando digás algo así como cuarto, o espalda, o piel, no quiero pensar en perros que se cansaron de las caricias, lo que quiero es repetir y aprender a modular, a decirlo como se debe amor. quiero la dicción que se hace falda, la idea que ve la falda en el suelo, el impulso que se atreve a meter mano y sentir la ausencia de tela.
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