25.8.10

de joven no entendí
que el mismo viento que mueve las ramas
raspa los techos y llena de polvo los corredores,
que las ráfagas débiles de ese verano
fueron señales claras de algún final.
me repetí tu boca un siglo para salvarme
pero tu memoria y los parques ya mostraban erosión irreparable.

1 comentario:

esteban dijo...

vine y leí. un abrazo.