3.9.10

siempre las ventanas

la conversación no se oye, no oigo tu voz ni lo que decís ni reconozco tu nombre, y el mío no lo ofrezco porque se va a perder con el de todos. un barco sin rumbo y repleto de gentes: inútil olvidar los cuerpos durmiendo y bailando, la humedad de la madera, el sonido necio del dominó, gestos dramáticos y risas exageradas. alguien te toma de la mano y te desaparece pero una ventana del barco se apiada y me regala un último cuadro. siempre las ventanas. me quedo movido por el raro bailar de un mar que no se reconoce a sí mismo. pasan años y regresás, la bulla la misma pero tu sonrisa más clara y esta vez tu mano encuentra la mía y ahora somos pareja abrazada, mecidos por un mar que reconocemos, de este lado de la ventana y con muchos nombres.


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